En el trabajo, en
el entorno familiar, los amigos… esta conversación se repitió de forma
constante:
-¿Tienes plan para el fin de semana?
-Sí, acampada con el Grupo Scout.
-¿Acampada? ¿En Navidad? ¡Con el frío que hará!
-Bueno… estaremos en un albergue, en Dueñas.
-¿Y la cena de Navidad? ¿No vienes?
-Sí, acampada con el Grupo Scout.
-¿Acampada? ¿En Navidad? ¡Con el frío que hará!
-Bueno… estaremos en un albergue, en Dueñas.
-¿Y la cena de Navidad? ¿No vienes?
Ante un mismo
hecho, existen pues dos dimensiones muy diferentes e incluso contrapuestas.
Donde uno ve niebla, frío y mucho niño, otro ve sonrisas, jolgorio y muchachos
con muchas inquietudes. Donde uno veía una cena y fiesta con compañeros, otro
veía potos, platos y un concurso de villancicos que prometía. En definitiva, la
visión del educador scout es la de compartir tiempo, esfuerzo y conocimientos
con el resto del grupo de forma altruista y responsable, con la simple ilusión
de ser recompensado con las sonrisas de los muchachos y buenos recuerdos.
La acampada
trascurrió desde el viernes 21 al sábado 23 de diciembre, en el albergue de los
Misioneros del Verbo Divino, en Dueñas. Nada más llegar nos pusimos manos a la
obra y entre todos hicimos casi 100 sillas rojas. En ellas plasmamos aspectos sobre las personas que nos rodean,
las acciones buenas y malas que éstas realizan o qué actuaciones podemos llevar
a cabo para ayudar a otras personas.
Al día siguiente,
los protagonistas fueron los lobatos y los de tropa, quienes ayudaron a los
habitantes de Belén a encontrar al Niño Jesús. De esa forma a través de una
serie de pruebas consiguieron armar el Belén al completo. Otro momento estelar
fue el concurso ¡Esto es la Luz! donde cada Seisena de la manada, junto con
algunos troperos, tenía que versionar los tradicionales villancicos con una
letra original, elaborada por ellos. El jurado compuesto por Herodes, un ángel,
un pastorcillo y un médico –sí, en el nacimiento de Jesús no podía faltar
personal sanitario- dictó el veredicto a favor de una seisena que pedía a los
pioneros que escribiesen una carta a los Reyes pidiendo: “Montones de chuches,
Ferrero Rocher y un puñao de velas ‘pal’ Rey de Belén”. Y parece que los
Pioneros lo hicieron bien –como todo en lo que se implican-, pues de premio
recibieron una caja repleta de chuches que el grupo ganador decidió repartir entre todos.
El día 23 y como
bien decía la letra del villancico, se repartieron ‘puñaos’ de velas en la
Parroquia Beato Florentino (Parque Alameda), principalmente entre miembros del
Movimiento Scout Católico de Valladolid con el fin de recoger la Luz de
Belén. Desde 1990 un niño recoge la luz
de la gruta donde Jesús nació y la lleva a Europa desde donde se distribuye.
Delegaciones de toda Europa asisten a la celebración para llevar la Luz a su
país. Este año, desde Vitoria la luz llegó a Valladolid y con ella, llegó, un mensaje de Paz.
Y esto es lo que
dio de sí esta primera acampada del grupo. Agradecer a un grupo de padres y
voluntarios que también prestaron su ayuda para alimentar al nutrido grupo de
Scouts.
-Daniel Herrero
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